Encuentro con Otto
Hacía rato que no me podía dormir. No sé si eran las piedras debajo mío o el ruido que a veces hace el silencio, pero había algo que no me dejaba cerrar los ojos. Estuve un rato así, mirando el techo de mi carpa hasta que decidí salir a la fría noche. Había algo que me llamaba desde afuera, algo quedo y sutil como el viento entre las piedras. Abrí el cierre de la puerta, disfrutando de ese sonido tan particular, y salí pisando el frío. La luz me deslumbró. Era bien entrada la noche pero había mucha más luz de lo que uno hubiera esperado. No solo la luna iluminaba; los glaciares reflejaban la luz con un blanco que quemaba. El Tronador brilla con luz propia, dicen, y así parecía. Un poco más adelante, sentado en un peñón sobre el vacío, se encontraba el hombre que me llamaba. Al principio pensé que era un ángel: la luz lo envolvía, y en su espalda se veían dos imponentes alas. Me acerqué lleno de curiosidad debido a lo extraño de la situación, y solo cuando estuve cerca lo...