La decisión
Aún con el apuro que tengo noto que hay algo raro. Bah, no es apuro, es cansancio quizás. Es viernes, es el sexto paciente del día y ni tuve tiempo de frenar a tomar un café. Tampoco sé si es algo raro, es inusual quizás. Esa cierta intuición que logré con los años, sumado a cuánto conozco a los pacientes me hizo darme cuenta, desde el saludo ya, que algo pasaba. —¿Qué onda? Le pregunto para darle pie. Sentado ahora en frente mío, apretando sus manos como si estuviera amasando algo, es evidente que algo le pasa. Habla de cualquier cosa, me pone al día de temas irrelevantes, me habla de cuestiones políticas. Lo dejo dar ese rodeo hasta sentirse cómodo. —¿Te acordás lo de la sesión pasada? —por fin yendo al hueso. —Ajá —asiento vagamente, para que no se note que no tengo idea. Él tiene un psicólogo, pero yo decenas de pacientes, es natural que a veces se me crucen las historias. Con los años aprendí a no preocuparme tanto, él mismo traería las cuestiones relevantes sobre la ...