Anhelo de lluvia
Miro la cortina. Abro los ojos. Quizás no en ese orden, no sé. No puedo ver nada. Bueno, ojalá no pudiera ver nada. Un brillo se cuela por algún lado y hace que pueda reconocer algunas siluetas, extrañas, conocidas. Ojalá estuviera oscuro. Ahora no es mucho pero mañana se convertirá en una luz enceguecedora. Desconfío de las personas que no duermen en una completa oscuridad. Como si no les importara lo que pasa afuera. Miro la cortina, la sombra de la cortina. En todo caso lo que puedo ver es poco, y no puedo ver lo que pasa allá afuera. Me carcome una duda todavía. ¿Estará lloviendo? A esto me refiero con no ver nada. Siempre se ve algo, aunque sea el interior de los párpados. No veo lo que quisiera ver, supongo. Acudo a otro sentido, el oído. Casi no hay sonidos. El silencio es tan alto que ensordece. Al no haber sonido de mayor volumen mi cerebro parece bajar el umbral de silencio, y levantar todo el ruido de bajos decibeles. Me parece poder escuchar la sangre fluir por m...