El mejor día de tu vida

Lo encontré por casualidad, caminando sin rumbo al lado del canal, como caminan quienes están perdidos en su propia cabeza.

¡Juampi! —lo saludé desde lejos, mientras me acercaba—. Juampi querido, tanto tiempo.

Cuando lo tuve más cerca pude notar que estaba cabizbajo y sombrío, más aún que de costumbre.

—Me enteré lo de hoy, te felicito. ¿Cómo estás?

Mi abrazo fue tan poco recibido como mi pregunta.

—Hoy tuve el mejor día de mi vida. —dijo, con la emoción y calidez de una llave inglesa. No fue una respuesta, fue una observación.

—Me imagino che —le dije palmeándole la espalda —. La verdad impresionante lo tuyo, pero ¿Por qué esa cara?, parece como...

—No, no entendés —me interrumpió, agarrándome con violencia de las solapas —no entendés hermano —sus ojos se movían desorbitados mirando juntos a uno y otro de mis propios ojos —. Viví el mejor día de toda mi vida

—N-no entiendo —alcancé a decirle, un poco asustado por la intensidad de su mirada, por lo abrupta e incoherente de su reacción.

Torció la boca en una mueca amarga y casi susurrando me dijo

Y ahora...¿qué me queda? 


Me soltó y se fue, dejándome con la camisa arrugada y con el corazón en la boca. Pasado un momento miré alrededor y seguí adelante con mi día que, por fortuna, no estaba siendo ni muy bueno ni muy malo.


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