Un realismo tremendo

Nico me había hablado toda la semana de ese juego que tenía, de un realismo tremendo decía, que no podía parar de jugarlo. Estábamos en clase de geografía con la insoportable de Verónica y el tipo estaba dibujando cosas, no sé, escenas del jueguito, el mapa de una ciudad y otras cosas. Otras veces lo veía con la mirada perdida, absorto en sus pensamientos, como si la diferencia entre las eucariotas y las procariotas no le incumbiese, y yo sabía que pensaba en volver y ponerse a jugar al jueguito ése que tanto lo viciaba.
Es un vicio, eso es seguro; y es peligroso, ya lo sé, pero me tenía tan intrigado con el tema que cuando me invitó a su casa a jugar un rato tuve que decirle que sí.
Tomamos un nesquik, comimos un pedazo de torta que había sobrado del cumpleaños del hermano y fuimos al cuarto de la computadora, con la laptop del viejo así jugábamos los dos. Y arrancamos.
Primero tuvo que instalar el juego y armarme el personaje, todas esas cosas que yo mucho no entiendo. Pero aunque me gustó al principio me di cuenta que no era un juego con el cual yo podría viciarme. Los gráficos eran excelentes es cierto, impresionantes, pero la historia se volvía aburrida por momentos e irrelevante. Parecía como si los productores del juego se hubieran excedido un poco en el intento de hacerlo realista. Hubo un momento entre misión y misión en que mi personaje tuvo una larga discusión con la madre por el quilombo que dejaba en su cuarto. Yo que sé, había algo que no me convencía.
Así que finalmente me encontré con Nico en alguna clase de tiroteo contra alguien y tuve un desempeño horrible. Yo soy muy malo en estos juegos de tiros, pero a eso hay que sumarle que el personaje no paraba de temblar, lloriqueando a veces, haciendo imposible la tarea de apuntar. Y cuando le dispararon en la pierna lanzó un grito y rengueó todo lo que siguió del juego. Yo lo seguía a Nico por un callejón, escapándonos de los tipos que nos disparaban pero había que correr para ponernos a salvo. Y por más que apretara "r" y adelante mi personaje seguía rengueando y se quejaba de que tenía un tiro en la pierna y ni en pedo corría. El balazo me llegó directo a la nuca y la muerte fue casi instantánea.
No hubo nada, un quilombo de imágenes y la pantalla negra, la negrura absoluta. Esperé que pasara algo, un "game over", un "presione enter para continuar" pero nada pasó. La pantalla quedó así, negra, y Nico desde su computadora dijo "Uh.. qué cagada."

Por eso digo que el juego no me copó mucho. Era tremendamente realista, es cierto, pero no sé si eso garantiza diversión. Al día siguiente Nico faltó al colegio pero me mandó un mensajito mientras Verónica explicaba algo de los ríos de sudamérica. Decía que estaba en mi funeral, que no podía faltar. Y que había un montón de gente.

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