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Mostrando las entradas de noviembre, 2011

Cartas de Gilda V

Mierdas: Sí, me escapé. ¿Qué esperaban? ¿Acaso creyeron que era feliz? ¿Hicieron algo alguna vez para demostrarme afecto? ¿Para mostrar al menos que les importaba? Jamás. ¿Qué pretendían cuando me tiraban para arriba al canto de "el gato volador"? No es manera. ¿Querían acaso probar que los gatos caemos siempre de pie? Si al menos hubiera sido en nombre de la ciencia lo hubiera aceptado. Pero lo mío era deporte amateur. Y no solo estaba enrolada en la fuerza aérea, sino que un día, además, me enlistaron en la marina. Las pruebas, realizadas semanalmente, consistían en dejarme derivando en una isla en el medio de la pileta, y el objetivo era que yo saltara y lograra así llegar al borde y no morir. Pero la colimba no terminaba ahí. A la hora de comer (o el día en que nos tocaba comer) nos daban un horrible alimento disecado que, gracias a mi fiereza, obtenía alejando al perro de su plato. Él también sufría el hambre, pero supe mantenerlo a raya, aunque muchas veces lo sorpren

Cartas de Gilda IV

Familia: Sé que me lloraron y me extrañan y que hicieron todo tipo de hipótesis sobre mi desaparición (y muerte, sí). Pero mi caso es uno de aquellos dignos de una novela policial, cuyo secreto se esconde en lo más hondo de la perversión humana. La culpa fue de Tombo, nuestro querido can. No directamente, no, jamás lo haría, pero él desencadenó esta guerra y con ella, mi pérdida. Supongo que no les es desconocida la costumbre de nuestro can de dejar sus heces en la vereda de la vecina de enfrente, vereda en la cual (según él) el pasto era mullido y suave, perfecto para sus actos vándalicos. Y también seguro sabrán que la que devolvía los desperdicios y los depositaba en la puerta misma de nuestra casa, donde todos los pisaban, era ella misma, ardiente de deseos de venganza. Día tras otro la misma historia. Una cadena cerrada de la naturaleza: se compraba la "comida" marca "Raza" que Tombo ingería, ésta pasaba por su organismo dejando poco y nada y salía para depo

Cartas de Gilda III

Familia: Mi vida tuvo un sentido. Ustedes lo saben. Mi vida fue una continua lucha contra un enemigo: el hambre. Mi misión fue siempre la de erradicar el hambre del mundo, o por lo menos de mi vida. Que ya saben, hambre era algo que no me faltaba. Mi cuerpo se fue acostumbrando siempre a la subalimentación: me hice vegetariana, aprendí a comer comida de perros y mi estómago casi se acostumbra a digerir pasto, el cual supe rumiar horas enteras, cual bovino. ¿Se acuerdan cuando corría de un lado a otro por el jardín, a tempranas horas de la mañana? No era alegría, estaba escapando de los duendes azules, que me perseguían después de comer los hongos alucinógenos. Una vez trajeron alimento para gatos a casa (probablemente por un error, pensando que era para perros) y después de comerlo, mi cuerpo mutado se enfermó tres días, intentando expulsar el veneno, la comida no reconocida. Pero mi lucha no fue en vano. Un día me atraparon personas malvadas, que me quitaron todo, menos mi más

Cartas de Gilda II

Familia: He escapado. No adrede sino siguiendo mi destino. Siguiendo aquello que hacía hervir mi sangre, parar mis orejas y erizar mi espalda. Poco a poco fui seducido por aquella música y aprendí a tocar el piano y la trompeta. Nos pasamos el día escuchando a Armstrong y a Gershwin. Pero soy lo que siempre quise ser, lo que todo gato quiere ser. Soy un gato jazz.

Cartas de Gilda a los cristianos de Bella Vista I

Presagio:  Gilda es un gato. (¿Es?) Lo siguiente es parte de un largo y doloroso proceso de aceptación y recuperación que estoy haciendo con Braulio, mi psicólogo. Todas las siguientes cartas fueron escritas por mí y tratan de la desaparición de mi gata. No sabemos que fue de ella ni dónde o cómo estará. Cada una de ellas es una de las tantas hipótesis. Es para mi terriblemente difícil pero servirá (según Braulio) como terapia. Cartas de Gilda Familia: He muerto. Se me haría difícil explicarles la causa, simplemente vi una luz y hacia ella me dirigí... o ella hacia mí... era hermosa, brillante, y justo antes de que me llevara pude ver un mensaje entre las dos luces...Toyota. Pero mi ser perdurará, tenemos alma después de todo, contrario a lo que se creía, y tenemos, no 7 ni 9, sino  como mucho una sola vida. Y heme aquí ahora en el cielo, donde comparto la eternidad con chatrán, el gato con botas, garfield, fellini, bola de nieve 1, 2 y 3, tu hermana y otros gatos. Los extraño.

Parajodas

Prepizza: " Sea S el conjunto que tiene como elementos a aquellos conjuntos que no se contienen a sí mismos. Ahora bien, S, ¿Se contiene a sí mismo?" El otro día me preguntaron qué era la ignorancia pero yo no tenía idea. Igual el tipo se fue de lo más contento. Comparar cosas es como un rinoceronte en una pradera mirándote fijo: si lo hacés mal, la frase va a carecer de sentido. El absurdo es un pato parado arriba de un paraguas azul sostenido por un hombre de avanzada edad haciendo equilibrio en una pierna. El humor absurdo es, que por alguna razón lo anterior te dé gracia. Definición:                 Intento de esclarecimiento o explicación de algún objeto de estudio, la cual se da en forma críptica, extravagante y eventualmente indescifrable y que en la mayoría de los casos podría hacerse de una manera mucho más resumida y simple. "Odio a la gente que compara cosas que no tienen ninguna relación entre sí, te juro que lo odio, es como estar parado, que venga u