Cartas de Gilda II


Familia:
He escapado. No adrede sino siguiendo mi destino. Siguiendo aquello que hacía hervir mi sangre, parar mis orejas y erizar mi espalda. Poco a poco fui seducido por aquella música y aprendí a tocar el piano y la trompeta. Nos pasamos el día escuchando a Armstrong y a Gershwin. Pero soy lo que siempre quise ser, lo que todo gato quiere ser. Soy un gato jazz.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La confusa vida de las amebas

La astronomía como arma de conquista

Aquellas pequeñas difíciles decisiones de la vida