Los límites de la docencia

La clase estaba alborotada, ruidosa. El tema era, quizás, difícil de entender, por eso me encontraba, nos encontrábamos, en esa situación caótica, desordenada. Así que me dispuse a ordenar las cosas. Ya los había dejado opinar, discutir entre ellos opciones, pero ahora estaba bueno y era necesario poner orden. Dar un cierre a las ideas que habían surgido, una conclusión.

Elevé un poco la voz -no mucho- para lograr apagar los últimos murmullos, las conversaciones paralelas. Pero más que elevar la voz, cambié el tono, ese tono que había perfeccionado en mis años de docencia. Hay una cierta cadencia en la voz, una elección precisa de las palabras, un acompañamiento de las manos que hacen automáticamente que el alumnado calle, preste atención y escuche a la autoridad.

Decidí tomarme el tiempo en explicar el asunto, intentando ser pedagógico en las formas, pero firme en la intención. El balance entre la simplificación y la rigurosidad es siempre el desafío más grande del transmisor de conocimiento .
Mi disertación llegó a su fin. La mitad me miraba fijamente, sin saber bien qué decir. La otra mitad esquivaba la mirada, desinteresados, tal vez irritados. Algunos tomaban otro trago de fernet. Ninguno tomaba notas.

El gordo, que había estado atrás mío durante la explicación, volvió de la parrilla y apoyó la tabla en la mesa, con un golpe fuerte, y me sirvió más matambre.

—Relajala, amigo —me dijo, un poco riéndose —. No hace falta que te pongas a dar cátedra de cada tema que discutamos.

Miré a mis amigos, en ronda alrededor de la mesa, que ya habían perdido todo interés en el tema. Miré al gordo, que era el único capaz de decirme las cosas de frente. El que me enseñaba todos los días, con simpleza y sin soberbia. Por suerte a veces, además de buen docente, soy buen alumno.

—Igual, ojo...—dije, abriendo las manos y encogiéndome de hombros —. Es mi opinión nomás.


Comentarios

  1. Muy bueno, Joaco! No sabía que escribías cuentos! Después leo los otros!
    De paso te paso (valga la redundancia) el chivo del mío: https://algunashistorias.wordpress.com/

    Un abrazo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Bien ahí, qué bueno que te gustó che!
      Podés leer los otros, pero es bajo tu responsabilidad. Ahora paso por los tuyos, genial!
      Abrazo

      Borrar
  2. Lindo Joaco! Cualquier similitud es pura casualidad! Jaaa

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

La confusa vida de las amebas

Un caso extraño

Somos pilas.